Este sillón fue creado en 1939 por los argentinos Juan Bonet y Antonio Kurchan y es un modelo clásico del siglo XX. Lo mejor de todo el diseño es que se desenfunda fácilmente y lo peor es que es regular de cómodo.
Mi relación con esta silla-sillón ha sido de amor absoluto y lealtad hasta que me mudé de casa, la guardé y hasta hoy.La butterfly la compré hace unos 7 años en uno de mis múltiples viajes a Inglaterra convencí a mi entonces novio, hoy marido, para comprarla.Yo la había visto ya por aquí pero a unos precios desorbitados y cuando la encontré asequible decidí comprarla, más que nada para rellenar hueco en el salón que teníamos por aquel entonces medio vacío. Supongo que habrá versiones de la butterfly, quiero creerlo, porque sillón más incómodos poquitos; llega un momento que no sabes cómo colocar la cabeza. ¡Grave error no probarla antes de comprarla!
Lo estuve justificando durante años y cuando alguien llegaba a casa yo me sentaba en él, supongo que para no escuchar lo mismo que yo pensaba cuando lo sufría estando sentada.
Me gusta su estética pero como con los años me he vuelto más comodona, ya no sería capaz de aguantar si quiera unas horas en ese potro de tortura, insisto que quizás sea el modelo versionado que yo tengo. Últimamente me ronda la idea de colocarla en el cuarto del niño. Ya veré si no la vuelvo a colocar en el salón como ahuyentador de visitas indeseadas.
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